25 de abril de 2011

Con Loli al cine, en tresdé

Ayer fui con mi hermanita Lola al cine, vimos “Enredados”, protagonizada por la princesa perdida Rapunzel. Muy linda peli, por ser de Disney me pareció poco trágica. Obviamente la princesa no está perdida; se la robo una bruja que la quería tener siempre a su lado porque su cabello tiene el poder de curar y rejuvenecer. La bruja se las arregla para manipular a Rapunzel, diciendole que en el exterior todos son malvados y que en el único lugar donde va a estar a salvo es a su lado, encerrada en la torre.


Cuando la muchachita decide escaparse entra en un estado ambivalente de alegría por todo lo que está conociendo y de culpa por haber abandonado a su madre, esta parte es muy ilustrativa, bien Walt!


También hay un muchachito ladrón que con el correr de la película confiesa su identidad y se transforma en el salvador. Hay una escena que me llego mucho… están en una canoa esperando que el cielo se ilumine con linternas flotantes, y la chica se pone mal porque tiene miedo de que esto que tanto espero vivir (ella se escapa con el objetivo de cumplir su sueño que es ver el cielo iluminado de linternas flotantes) no sea como esperaba, y también teme porque sea eso que ella tanto espero, y se pregunta qué pasará después... el muchacho le responde diciéndole que después va a haber otro sueño… Me encanto! representa lo que a todos nos sucede ante la inminencia de una meta, o el final de ella.
Lo más lindo de la salida fue el abrazo de Loli mientras caminábamos yendo a buscar el auto.

Lu, 23 de febrero de 2011

24 de abril de 2011

Gente

de Hamlet Lima Quintana

Hay gente que con solo decir una palabra
Enciende la ilusión y los rosales;
Que con solo sonreír entre los ojos
Nos invita a viajar por otras zonas,
Nos hace recorrer toda la magia.

Hay gente que con solo dar la mano
Rompe la soledad, pone la mesa,
Sirve el puchero, coloca las guirnaldas,
Que con solo empuñar una guitarra
Hace una sinfonía de entrecasa.

Hay gente que con solo abrir la boca
Llega a todos los límites del alma,
Alimenta una flor, inventa sueños,
Hace cantar el vino en las tinajas
Y se queda después, como si nada

Y uno se va de novio con la vida
Desterrando una muerte solitaria
Pues sabe que a la vuelta de la esquina
Hay gente que es así, tan necesaria.

17 de abril de 2011

Poesía aparecida

Nueve - Carlos Aiub, 10/VI/1974

te cuento de las flores aquellas que decidimos un día cuidar juntos
de cómo intentamos hacerlo
de cómo hay que regarlas día a día para que no mueran
de cómo el yuyal avanza si nosotros nos quedamos
si bajamos los brazos
de cómo las hormigas pueden matarlas
de cómo sus tallos son aún débiles
de cómo su verde aún no alcanza
de cuánto falta para que florezcan
y cuánto falta aún sembrar
te cuento de las flores aquellas que decidimos un día cuidar juntos
y tengo miedo de no verlas.-


Carlos César Aiub nació en Coronel Dorrego, provincia de Buenos Aires el 17 de diciembre de 1949. Se graduó como Licenciado en Geología en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de La Plata, donde ejerció luego la docencia, actividad que alternaba con la venta de libros. Militó en el Movimiento Revolucionario 17 de Octubre, organización de la que formó parte hasta el 10 de Junio de 1977, día en el que fue secuestrado por un grupo de tareas de la dictadura, a partir de esa fecha se desconoce su paradero.
Sus hijos encontraron sus poemas y decidieron publicarlos bajo el nombre Versos Aparecidos - http://www.versosaparecidos.com.ar/- iniciando la colección “Los detectives salvajes”: Con el título de la conocida novela de Roberto Bolaño damos nombre e inicio a esta colección, dedicada a la búsqueda de una palabra que alguna vez fue pensada y sentida desde lo social. Es también una forma de hacer homenaje a la prosa, narrativa o verso de quienes aún tienen la certeza de la herida abierta dejada en la escritura tras el último golpe militar. Las palabras también desaparecen en campos de concentración, por eso pensamos que es necesario un enorme ejercicio de recuperación y transformación para que la memoria no arda o se la trague nada. No buscamos volver a blindar la rosa, ni ser nostálgicos de una epopeya perdida –o acaso- derrotada. Nos ponemos el disfraz de detectives para poder entender mejor quienes somos o como llegamos hasta acá. Con Versos Aparecidos de Carlos Aiub iniciamos esta aventura.

* El libro puede encontrarse en la librería platense De la campana.

Historia de un letrero

13 de abril de 2011

L'amour

¿Es que se acaba de amar alguna vez?
Hay gente que ha muerto y que yo siento que aún ama.

Honoré de Balzac

Ecos de Ecos

Para empezar mi nuevo blog voy a transcribir un cuentito que le plagié a Eduardo Galeano, primero va el plagio y después el "posta posta", del mismísimo Galeano.
Esto para explicar el nombre del blog...

Lo que hay antes de que haya algo
Cuando Lucía era muy niña, leyó una novela a escondidas
Ella la había robado de la biblioteca de cedro/
Mucho caminó Lucía después, mientras pasaban los años.
En busca de fantasmas caminó.
Y en busca de gente caminó/
Mucho caminó Lucía
Y a lo largo de su viaje iba siempre acompañada
Por los ECOS DE LOS ECOS de aquellas lejanas voces
Que ella había escuchado, con sus ojos, en la infancia/
Lucía no ha vuelto a leer ese libro.
Ya no lo reconocería.
Tanto le ha crecido adentro que ahora es otro,
Ahora es suyo.

El título que elegí se lo robe a Liniers -http://www.pequenoeditor.com/fuelle_loquehayantes.htm- , me parece genial porque es una pregunta típica, por no tener una sola respuesta, que de "grandes" dejamos de hacernos... ¿qué hay antes de que haya algo? fantasmas, ecos de voces, de ruidos, de canciones, de libros... sólo tenemos a nuestro alcance una pequeña porción, construida en la infancia por aquellas lejanas voces que se escuchan con los ojos...

Cuento original:
La función del lector/1
Cuando Lucía Peláez era muy niña, leyó una novela a escondidas. La leyó a pedacitos, noche tras noche, ocultándola bajo la almohada. Ella la había robado de la biblioteca de cedro donde el tío guardaba sus libros preferidos.
Mucho caminó Lucía, después, mientras pasaban los años. En busca de fantasmas caminó por los farallones sobre el río Antioquia, y en busca de gente caminó por las calles de las ciudades violentas.
Mucho caminó Lucía, y a lo largo de su viaje iba siempre acompañada por los ecos de los ecos de aquellas lejanas voces que ella había escuchado, con sus ojos, en la infancia.
Lucía no ha vuelto a leer ese libro. Ya no lo reconocería. Tanto le ha crecido adentro que ahora es otro, ahora es suyo.
Eduardo Galeano, El Libro de los Abrazos.