Hasta hace un tiempo: huella tras huellas ajenas, pie tras pie como debe ser.
Y así parece que avancé según mandatos, alguna que otra vez descarrilé, pero siempre dentro de las huellas encomendadas por mis ajenos.
Pisada tras pisada, trastabillada tras pisada, traspié tras pies, huellas y sombras acunadoras que protegían mis pisadas, en aquellos momentos seguras y firmes. Siempre tras pisadas de ideales, modelos, deberes ajenos, etc.
De a poco pise menos, con más cautela, ¿qué huellas seguía? ¿Quién era el gigante que me mantuvo en la sombra? ¿Había alguien? ¿De quién y de qué me estaba protegiendo?
Frené.
Descarrilada o encarrilada, me moví de la fila.
Ahora no hay huellas, ni rastros, ni ajenos. Solo horizonte, y parece que es el mío.
Que julepe!!
MLS, 31 de mayo de 2011
todo el horizonte es solamente tuyooooo!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarme encantó!
ResponderEliminarllegué a tu blog de pura casualidad y sentí las pisadas de las que hablás.
estoy en pleno proceso de correrme de la fila, brindo por las pisadas propias!!