25 de octubre de 2011

Defender la Alegría, Mario Benedetti

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegía como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y de la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.

Yira en el llanto, Yirondo

A una amiga y a un amigo dolido, lo único que puedo decirles es, como dice Girondo, que se lloren todo, pero bien, que abran "las compuertas del llanto" y se empapen el alma, que inunden las veredas, sus verdades efímeras y sus paseos también.. "y salvarnos, a nado, de nuestro llanto".


Llorar a lágrima viva (Oliverio Girondo)

Llorar a lágrima viva.
Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma, la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando.
Festejar los cumpleaños familiares, llorando.
Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo...
si es verdad que los cacuíes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz, con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría.
Llorar de frac, de flato, de flacura.
Llorar improvisando, de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!

17 de octubre de 2011

Cine: Valentín


"Los colores, el aroma, el alcohol, el cigarrillo, la amistad... cada detalle de esa noche está ahí conmigo para hacerme sentir bien.
Rufo estaba contento... yo era chico pero me di cuenta que aquel necesitaba compañía y que también quería hablar con alguien... y lo bueno es que no le importaba mi edad, al contrario me hacía sentir bien, más grande, más útil..."

VALENTÍN, hermosa película (para ver online o descargar
http://pelisargentinas.com/1924/el-sueno-de-valentin-online/ ) que cuenta como a los 8 años un niño elabora y se construye, creando y no creyendo credulamente...

9 de octubre de 2011

CotArt

Producciones de Josefina Secco
-mi artista favorita!-













7 de octubre de 2011

Let it rain

Linda noche lluviosa para dormir...
Y a no olvidar que las tormentas, de noche o de día, también las podemos crear!

Primeros planos

Al resguardo!
...cuidado con la retaguardia!

27 de septiembre de 2011

Ahora: ropas nuevas y mías

“Hay un tiempo en que es necesario dejar las ropas usadas
que adoptaron la forma de nuestro cuerpo,
y en el que debemos olvidar los caminos
que nos han llevado a los mismos lugares.
Es ahora el tiempo de la travesía, y si no nos animamos,
habremos quedado para siempre al margen de nosotros mismos.”

Fernando Pessoa

17 de septiembre de 2011

Acerca de escudriñar sin conocer

Una vez más, Liniers! ( http://autoliniers.blogspot.com/ )
-amo la palabra "escudriñar"-

6 de septiembre de 2011

5 de septiembre de 2011

Nou definiyon


"No todo en la vida tiene que tener una definición..."



4 de septiembre de 2011

Frase dominguera

‎"Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas."
Mario Benedetti


1 de septiembre de 2011

Ilusos

Inmediatamente después de vivir una desilusión, ya estamos nuevamente listos para otra ilusión!
Para luego... desilusionarnos ¿...?

24 de agosto de 2011

La paja

La paja pajamundea

Aburre, toda quieta

Piensa en otros, y queda sola

Solita, encerrada y abandonada por ella misma

Estancada, encerrada, autocastigada

Sabe que no es linda la paja

Más lindo es el encuentro con pensamientos ajenos.


Pajainmunda, aterra al que la observa

Absorbe a quien la práctica

Nunca compartida, siempre en un solo plato

Sin paneras comunales y familiares

No hay solidaridad en la paja.


La paja sola, ni para un quincho de paja sirve

Y en el pajeo más se hunde, mas se abandona

Ya no hay música que la acompañe

Paja sorda y casi ciega

Se toma todo, y ya ni embriaga.


Y así la paja reina, en este reino de pajeros.

11 de agosto de 2011

Pink Floyd - Breathe

Respira, inspira el aire
No tengas miedo de preocuparte
Vete, pero no me dejes
Busca a tu alrededor y escoge tu propia base
Porque tu vida es larga y alto tu vuelo

Y dedicarás sonrisas y llorarás lágrimas
Y todo lo que tocas y todo lo que veas
Es todo lo que tu vida será

(…)

Y cuando al fin el trabajo este hecho
No te sientes (…)
Porque tu vida es larga y alto tu vuelo.


*Gracias a mi amiga Charly NatiBum por enviarme parte de esta letra en un mensajito de buen día! Buenas vibras mai fren!

1 de agosto de 2011

Bailando para no estar muerto, de Ray Bradbury

Una noche, mientras me estaba sirviendo, mi amigo camarero, Laurent, que trabaja en la Brasserie Champs du Mars cerca de la Torre Eiffel, me habló de su vida.

-Trabajo de diez a doce horas, a veces catorce- me dijo- y después a medianoche me voy a bailar, bailar, bailar hasta las cuatro o cinco de la mañana, y me acuesto y duermo hasta las diez y luego arriba a las once a trabajar diez o doce horas y a veces quince.

-¿Cómo consigue hacerlo? – le pregunté.

-Fácilmente- dijo-. Dormir es estar muerto. Es como la muerte. Así que bailamos, bailamos para no estar muertos. No queremos que eso ocurra.

-¿Qué edad tiene usted?- le pregunté.

- Veintitrés- me dijo.

- Ah – dije, y lo tomé gentilmente del codo-. Ah. Veintitrés, ¿no?

-Veintitrés- dijo sonriendo-. ¿Y usted?

-Setenta y seis- dije-. Y yo tampoco quiero estar muerto. Pero no tengo veintitrés. ¿Qué puedo hacer?

-Sí- dijo Laurent, inocente y todavía sonriendo-, ¿qué hace usted a las tres de la mañana?

-Escribir- dije al cabo de un momento.

-¿Escribir? – dijo Laurent, asombrado-. ¿Escribir?

-Para no estar muerto- dije-, como usted.

-¿Yo?

-Si- dije, sonriendo ahora-. A las tres de la mañana escribo, escribo, ¡escribo!

-Tiene mucha suerte- me dijo Laurent-. Es usted muy joven.

-Hasta ahora- dije y apuré mi cerveza y me fui a sentar delante de mi máquina de escribir, a terminar un cuento.

¿Cuál es la verdadera coreografía con que engaño a la muerte?

[...]

En otras palabras, el lado izquierdo de mi cerebro, si hay un lado izquierdo, propone. El lado derecho, si hay un lado derecho, dispone.

Las proposiciones del lado izquierdo son todas inútiles si no hay nada en el derecho. Tuve suerte con mis genes. Dios, el Cosmos, la Fuerza Vital, lo que sea, me dio un lado derecho capaz de atajar cualquier pelota que venga del lado izquierdo. Una mitad, la izquierda parece obvia. La otra mitad, la derecha, es siempre misteriosa, desafiándote a que la saques a la luz.

La sesión, es decir, la máquina de escribir, el ordenador, la pluma, el lápiz y el papel están ahí para echar mano a los fantasmas antes de que se desvanezcan en el aire.

Basta de comedias, hubiera refunfuñado mi padre. ¿Qué quiere decir todo eso en simples palabras? Lo que intento decir es que el proceso creativo se parece mucho al viejo método de sacar fotografías con una gran cámara y tú alrededor bajo una tela negra buscando imágenes en la oscuridad. Los sujetos de las fotos no se quedan quietos. Quizá haya demasiada luz. O no la suficiente. Uno puede buscar a tientas, pero de prisa, esperando encontrarse con una instantánea revelada.

Éstas, pues, son instantáneas reveladas, que se alzan al alba, se posan en el desayuno y terminan al mediodía. Todas sin finales o desgraciados justo después del almuerzo, o con un café liviano o un brandy fuerte a las cuatro de la tarde.

Dando una oportunidad al amor, como dice una vieja canción.

O en las palabras de la canción de las doce sillas, de Mel Brooks:

Espera lo mejor,

espera lo peor,

tú puedes ser Tolstói

o también Fannie Hurst.

Espero encontrarme con H. G. Wells o tener la compañía de Jules Verne. Cuando trabajo en un espacio viviente entre los dos, entro en éxtasis.

Termino como comencé. Con un amigo camarero parisense, Laurent, bailando toda la noche, bailando, bailando.

Mis melodías y números están aquí. Han llenado mis años, los años en que rehusé morirme. Y para eso mismo escribo, escribo, escribo, al mediodía o a las tres de la mañana.

Para no estar muerto.


Ray Bradbury. Extracto de la introducción de su libro El Hombre Ilustrado

27 de julio de 2011

Amy Winehouse - Love is a losing game



Love is a losing game

For you I was a flame
(Para ti yo fui una llama)
Love is a losing game
(el amor es un juego perdido)
Five story fire as you came
(la quinta historia se encendió cuando llegabas)
Love is a losing game
(el amor es un juego perdido)

Why do I wish I never played
(¿por qué hubiera deseado nunca jugar?)
Oh what a mess we made
(OH! que desastre el que ocasionamos)
And now the final frame
(y ahora en el marco final)
Love is a losing game
(el amor es un juego perdido)

Played out by the band
(ejecutado por la banda)
Love is a losing hand
(el amor es una “mano” perdida)
More than I could stand
(más de lo que podría soportar)
Love is a losing hand
(el amor es una “mano” perdida)

Self professed... profound
(auto declarado... profundo)
Till the chips were down
(hasta que las fichas estuvieron boca abajo)
...know you're a gambling man
(sabia que eras un jugador)
Love is a losing hand
(el amor es una “mano” perdida)

Though I'm rather blind
(pienso que estuve bastante ciega)
Love is a fate resigned
(el amor es un destino resignado)
Memories mar my mind
(las memorias inundan mi mente)
Love is a fate resigned
(el amor es un destino resignado)

Over futile odds
(sobre las posibilidades inútiles)
And laughed at by the gods
(y riéndose ante los dioses)
And now the final frame
(y ahora en el marco final)
Love is a losing game
(el amor es un juego perdido)

21 de julio de 2011

El Principito y el Zorro

-¿Qué debo hacer? -preguntó el principito.
-Debes tener mucha paciencia -respondió el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en el suelo; yo te miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...

(habría que debatir el temita de lo "equívoco" del lenguaje según Saint-Exupéry)

16 de julio de 2011

Acerca del surgimiento de proyectos

Aquí, ahora y siempre en vigencia, Silvia Bleichmar http://www.silviableichmar.com/ psicoanalista Argentina. Alguien a quien increíblemente extraño sin haber conocido.

La flor de Acapulco*

Ese año comenzó mal para mis hijos. Habían iniciado apenas las clases cuando entendimos que rozábamos el límite nuestra permanencia en la Argentina. El país chorreaba sangre y mugre por todos sus agujeros, y se hacía difícil comer, dormir, respirar incluso, sin sentir palpitar el horror en las sienes. Los niños, mientras tanto, aprendían cada uno lo que debía aprender: la tabla del siete, regla de tres simple, batalla de Caseros, dibujando prolijamente el cabildo y la casita de Tucumán, tratando de rescatar el reventado orden simbólico en el cual nos había tocado inscribirnos.

En octubre salimos para México. Yo llevaba bajo el brazo la muñeca que cantaba en inglés, los certificados escolares y de vacunación de los niños, Pericles, nuestro perro, cuidadosamente guardado en la panza del avión, y un discurso identitario que espeté a mis hijos en el intervalo de Lima: “No olviden nunca que son argentinos”.

La ciudad de México se veía desde el avión como quinientas veces Avellaneda: plana y envuelta en la bruma que luego descubrimos polución de la cual rara vez uno se desatrapa. Enorme e inabarcable, comprendí entonces que el mapa que me regalara un amigo antes de partir, no era un gesto simbólico sino una verdadera herramienta para atravesar ese espacio desordenado y aglutinado que constituye el Distrito Federal. Carlos, arriesgada y generosamente, había marchado quince días antes para buscar un lugar donde hacer recalar a la familia, mientras se desplazaba con un Volkswagen rentado para realizar las cincuenta y dos entrevistas laborales que nos garantizaran las visas de permanencia.

Parias absolutos, perdidos en el espacio, llegamos al apartamento transitorio en el cual nos instalaríamos, y luego de revisar la heladera repleta de jugos y comida chatarra con la cual pretendíamos paliar la desesperanza de los niños, comencé a desarmar las valijas. Saqué de ellas la ropa, los tres tomos de Freud que en aquella época constituían sus obras completas, el cenicero del consultorio que había acompañado nuestro trabajo durante años, dos cuadritos que suponía, al ser colgados, nos traería algo del hábitat, un manojo de espigas de la última cosecha que mi padre había realizado en el campo antes de morir, los juguetes favoritos de los chicos y, por último, la ropa.

Entre los sacos y pantalones, faldas y vestidos, sweaters y medias, una flor de organza celeste, extraño objeto insospechado, emergió imprevistamente del bolsillo de la valija. Carlos se demudó, y demandó, con tono contenido, qué era esa extraña cosa inesperada, en medio de tanto gris, azul, marrón y blanco, escocés de las faldas y espigado de los sacos, clasicismo portable para enfrentar cualquier desarraigo cultural. Respondí, con absoluta inocencia y una cara falsamente radiante: “es por si algún día íbamos a Acapulco… quería tener algo bonito para ponerme”. Desencajado me respondió que aún no teníamos visa, ni trabajo, ni casa, ni medios para sostenernos, y cómo se me ocurría tamaño despropósito. La pelea duró un rato, mientras los niños se retiraban a ver, por primera vez, una televisión en colores en la cual los personajes de las series habían envejecido bruscamente, en un tiempo en el cual aún en la Argentina no se había producido la globalización que nos permite hoy acceder simultáneamente a los programas extranjeros, mientras nos expulsa del universo de sus protagonistas.

Terminamos llorando los dos, abrazados, él por no poder darme algo mejor que lo que la vida nos ofrecía, yo por el dolor que la rosa de organza intentaba encubrir, tiñendo de optimismo y placer un futuro que sólo se representaba como pérdida.

Un año después usé mi flor en Acapulco, y Carlos se puso un saco blanco de verano que habíamos traído de Buenos Aires. El exilio se convirtió, por esa noche, en una película del cincuenta, en la cual Negrete y María Félix, exiliados y psicoanalistas, tomaron sus margaritas con velas y mariachis a la orilla de un mar que no reflejaba la Cruz del Sur.

Mis hijos, ya adultos, siguen llamando “la flor de Acapulco” a todo proyecto que aún pareciendo inviable, permite sostener el optimismo ante la adversidad.

* Publicado en el libro Escritoras argentinas entre límites, Ediciones Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos C. L., Colección “Desde la Gente”, Buenos Aires 2007.

Confidencia prosaica, de Oliverio Girondo

Yo también…
¡Sí! Yo tengo
-¿por qué no confesarlo?-
Un pequeño fantasma, un duende de familia.

No vaya a suponerse que mi pequeño duende sea un fantasma hierático,
espectral, de castillo;
uno de esos fantasmas que arrastran el espanto entre viejas panoplias y gritos coagulados,
o delatan incestos dentro de una armadura,
cuando el silencio calza las funerarias mallas
con que a Hamlet le place pasearse entre las tumbas.

Mi fantasma es doméstico,
recatado, apacible.
Jamás le he sorprendido actitudes de almena,
ni lo he visto hospedarse en la caja de un péndulo,
para que sus entrañas se pueblen de latidos.

Cotidiano, tranquilo, modesto, de bolsillo,
mi pequeño fantasma no ahuyenta los retratos,
ni adopta almas de piedra o heráldicas posturas.

Tal cual es,
sin embargo,
engalana mis noches
y es el único lujo de mis horas vacías.

Ya sé que con frecuencia revuelve mis papeles, esconde alguna carta, empaña mis anteojos,

me humilla al obligarme a buscar los gemelos debajo de la cómoda, me esconde la boquilla;
pero es él quien mitiga la fiebre del insomnio,
quien impide que pierdan el compás las canillas,
quien oprime las llagas de las puertas pintadas y conforta el silencio, la soledad, el frío,
al pasear por los cuartos su incorpórea presencia de fantasma benigno,
de duende que vigila las sombras y los ruidos.

Oliverio Girondo

5 de julio de 2011

La vuelta al mundo, Calle 13

Mientras más pasan los años,
me contradigo cuando pienso.
El tiempo no me mueve,
yo me muevo con el tiempo.
Soy las ganas de vivir,
las ganas de cruzar,
las ganas de conocer
lo que hay después del mar.
Yo espero que mi boca
nunca se calle,
también espero que las turbinas de este avión
nunca me fallen.
No tengo todo calculado
ni mi vida resuelta,
sólo tengo una sonrisa
y espero una de vuelta.

Yo no creo en la Iglesia
pero creo en tu mirada.
Tu eres el sol en mi cara
cuando me levanta,
yo soy la vida que ya tengo,
tu eres la vida que me falta.
Así que agarra tu maleta,
el bulto, los motetes,
el equipaje, tu valija,
la mochila con todos tus juguetes, y..

Dame la mano y vamos a darle la vuelta al mundo.

La renta, el sueldo,
el trabajo en la oficina,
lo cambié por las estrellas
y por huertos de harina.
Me escapé de la rutina
para pilotear mi viaje
porque el cubo en el que vivía
se convirtió en paisaje.
Yo era un objeto
esperando a ser ceniza
Un día decidí
hacerle caso a la brisa.
A irme resbalando
detrás de tu camisa,
no me convenció nadie,
me convenció tu sonrisa.
Y me fui tras de ti.


Si quieres cambio verdadero
pues, camina distinto.
Voy a escaparme hasta
la constelación más cercana,
la suerte es mi oxígeno,
tus ojos son mi ventana.
Quiero correr por siete lagos
en un mismo día.
Sentir encima de mis muslos
el clima de tus nalgas frías.
Llegar al tope de la sierra,
abrazarme con las nubes
sumergirme en el agua y ver
cómo las burbujas suben, y…

- La letra no está completa, le fui sacando algunas partes con las que no coincido.. -

24 de junio de 2011

El juego en que andamos

Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.

Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.

Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.

Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.

Juan Gelman

Supongamos que escribimos

Marguerite Duras decía: "Escribir es tratar de saber lo que uno escribiría si uno escribiera"

22 de junio de 2011

7 de junio de 2011

Las cotorras voladas

El día de la fecha mantuve una larga y distendida charla por teléfono con Papá Bicho.

Hola Pa, qué hacías?, qué haces Lu? Estoy acá viendo las nuevas actualizaciones del msn, no puedo ver el clima ahora, no entiendo esto, ahí tengo un mail de Néstor (O Héctor??). Y si le preguntas a Lolita Gates?. Pasa que Lola no tiene el msn nuevo. Bueno cuando vaya te ayudo (obvio que no me va a dejar usar su compu). La conversa siguió, de paso cañazo fui al baño del trabajo, mientras charlamos del msn y sus malditas actualizaciones, de Héctor o Néstor y su blogspot, etc. Hasta que de pronto pregunto qué hace Loli?, está en la pieza con Teo…

En ese momento me encontraba en mi escritorio del PLB, y compañeros míos escuchaban mi parte de la conversación. Quién es Teo???. Teo, la cotorra. Cómo la cotorra? Qué cotorra??. Estas actualizaciones me tienen pelotudo… Una cotorra que encontró Vale en la calle y la trajo a casa, cosa de mujeres viste!. Y está suelta??. Es azul. Azul? Papi pero es de verdad o es un peluche??. No te digo que es una cotorra!!! Pero cotorra Teo? Es cotorro??. Vas a empezar con tus preguntas pelotudas?? (Ahí maso me descostille de la risa, pero me controlé para poder mantener esta conversación tan entretenida) es una cotorra del África, ya es adulta dijo el veterinario(¿¿¿???). Ayy! Es cómo la de la peli Río!!. Papá no contesta… No veo la hora que Felipe se la coma, me tienen pelotudo. Y qué hace Feli??? No se la come?? Cómo hacen??. Directamente no contesta una de mis últimas preguntas pelotudas. Pero Papi está encerrada?? Cómo la tienen??. Si Lucía, está en una jaula!!! Bueno Pa, mandale saludos a Lola, Vale, Feli y la cotorra Teo!.

Parabaram pam pamm.


Y como diría el Gordo Casero: "si, estas cosas me pasan!"


MLS, 7 de junio de 2011.

2 de junio de 2011

excesos plusválicos

Estudiar no siempre es bueno, no siempre hace bien.. a veces hace estas cosas:

Entre decires y diretes, y pensares y pensaretes

Yo amalaba la santusa con tal de no estudiar siempre es una excusa

Mientras Surinski se rascaba y me miraba, yo, entre pensares de cualquerancias, seguía sin estudiancias.

Y si de rendires y rendiretes, hablando de solucionetes, deberiame ya de haberme sentado el culo en la silla… pero no, no había caso.

Seguía contemplando a la Cuchinski, que con las orejas juntas miraba mis diretes, pensaretes, sin rendiretes, mañana me hacen el o.je.te, y si de tejes seguimos charlando, la Chechu anda copada tejiendo para gigantes de brazos gordetes.

Continuemos con el amalamiento de las masméndulas, entre dolores de barrigancias, temblores del estudio, a veces yo me pregunto cuántos habrán quedado to-muers por dichos udios.

MLS, uan de junio de 2011 (noche previa a rendir el final de sociología)

31 de mayo de 2011

Julepe, pero mío

Hasta hace un tiempo: huella tras huellas ajenas, pie tras pie como debe ser.

Y así parece que avancé según mandatos, alguna que otra vez descarrilé, pero siempre dentro de las huellas encomendadas por mis ajenos.

Pisada tras pisada, trastabillada tras pisada, traspié tras pies, huellas y sombras acunadoras que protegían mis pisadas, en aquellos momentos seguras y firmes. Siempre tras pisadas de ideales, modelos, deberes ajenos, etc.

De a poco pise menos, con más cautela, ¿qué huellas seguía? ¿Quién era el gigante que me mantuvo en la sombra? ¿Había alguien? ¿De quién y de qué me estaba protegiendo?

Frené.

Descarrilada o encarrilada, me moví de la fila.

Ahora no hay huellas, ni rastros, ni ajenos. Solo horizonte, y parece que es el mío.

Que julepe!!

MLS, 31 de mayo de 2011

22 de mayo de 2011

Procrastinación

Una de las características de mi CUALQUERANCIA es "La Procrastinación": (del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro) Acción o hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes y agradables.

Imágen del blog de Julieta Arroquy http://julietaarroquy.blogspot.com/

10 de mayo de 2011

No te salves

No te quedes inmóvil
Al borde del camino
No congeles el júbilo
No quieras con desgana
No te salves ahora
Ni nunca...

No te salves...
No te llenes de calma
No reserves del mundo
Solo un lugar tranquilo
No dejes caer los párpados
Pesados como juicios

No te quedes sin labios
No te duermas sin sueños
No te pienses sin sangre
No te juzgues sin tiempo

Pero si…
Pese a todo...
No puedes evitarlo
Y congelas el júbilo
Y quieres con desgana
Y te salvas ahora
Y te llenas de calma
Y reservas del mundo
Sólo un lugar tranquilo
Y dejas caer los párpados
Pesados como juicios
Y te secas sin labios
Y te duermes sin sueños
Y te piensas sin sangre
Y te juzgas sin tiempo
Y te quedas inmóvil
Al borde del camino
Y te salvas…

Entonces...
No te quedes conmigo

Mario Benedetti

4 de mayo de 2011

Macanudo



Fellini y Madariaga, en la tira cómica "Macanudo" de Liniers.
http://autoliniers.blogspot.com/
http://macanudoliniers.blogspot.com/

1 de mayo de 2011

El mal de la muerte, de Marguerite Duras

Collage del último librito que leí:

El mal de la muerte, de Marguerite Duras

Le pregunta cómo lo sabe. Ella dice que lo sabe. Dice que se sabe sin saber cómo se sabe.
Usted le pregunta: ¿En qué el mal de la muerte es mortal? Ella responde: En que el que lo padece no sabe que es portador de ella, de la muerte. También en que estaría muerto sin vida previa a la que morir, sin conocimiento alguno de morir a vida alguna. […]

Usted pregunta cómo podría surgir el sentimiento de amar. Ella le responde: Quizás de un fallo repentino en la lógica del universo. Dice: Por ejemplo de un error. Dice: Nunca por quererlo. Usted pregunta: ¿El sentimiento de amar podría surgir de otras cosas aún? Usted le suplica que diga. Ella dice: De todo, de un vuelo de pájaro nocturno, de un sueño, del sueño de un sueño, de la cercanía de la muerte, de una palabra, de un crimen, de uno, de uno mismo, de pronto sin saber cómo. [..]

Con todo, así pudo usted vivir este amor de la única forma posible para usted, perdiéndolo antes de que se diera.

Nunca Más, prólogos

Ante comentarios en redes sociales como "un gorilita-progre menos, Dios lo tenga en la gloria" y citas descontextualizadas del prólogo original del libro Nunca Más, sentenciando la alusión a la "teoría de los dos demonios", como si Sábato justificará la dictadura del '76 a raíz de aquella teoría de las dos caras, cuando acababa de hacer un informe exhaustivo durante nueve meses en busca de material para recopilar la memoria de una nación desbastada ante la desaparición de treinta mil personas. Decido releer dicho prólogo, junto con el anexado por el Gobierno del año 2002, y así verificar tal sentencia por parte de la juventud new age "K" hacia Ernesto Sábato.
Una vez más, y desgraciadamente para todos, corroboro la intención de un partido político -uno o varios, divididos y enfrentados entre sí- de dividir a la sociedad, con palabras vacías de significado, ya inexistentes en la práctica como ser gorila-progre, gorila-facho, K-progre, K-zurdo, peronista duhaldista o kirchnerista, zurdo estilo K, zurdo estilo trosko, caratulas, etiquetas que la militancia compra por pura moda, sin analizar y contextualizar el sentido de las acciones de las personas que hicieron algo para el progreso de nuestro país.
Ya sé, no vale la pena entrar en discusiones interminables, sólo aprovecho estas controversias como disparadores para saber aún más y releer mi historia y la de todos quienes habitamos el país de los desaparecidos.
Y, a pesar de que Borges sea etiquetado como un facho de derecha, no se dieron cuenta que los entendió y justificó, son incorregibles, ni buenos ni malos.
Lu, 01/05/2011


A poco de hacerse cargo del gobierno, el presidente Raúl Alfonsín ordenó el procesamiento de las Juntas Militares que gobernaron durante la dictadura militar (1976 - 83), responsables, en última instancia, de los horrores cometidos y nombró una comisión para investigar esos crímenes (CONADEP). Como presidente fue designado Ernesto Sábato. Al cabo de nueve meses, esa comisión expidió sus conclusiones, resumidas en el libro Nunca más, que lleva un prólogo escrito por el propio Sábato:


Nunca Más - Informe de la Conadep - Septiembre de 1984
Por ERNESTO SÁBATO

Durante la década del 70 la Argentina fue convulsionada por un terror que provenía tanto desde la extrema derecha como de la extrema izquierda, fenómeno que ha ocurrido en muchos otros países. Así aconteció en Italia, que durante largos años debió sufrir la despiadada acción de las formaciones fascistas, de las Brigadas Rojas y de grupos similares. Pero esa nación no abandonó en ningún momento los principios del derecho para combatirlo, y lo hizo con absoluta eficacia, mediante los tribunales ordinarios, ofreciendo a los acusados todas las garantías de la defensa en juicio; y en ocasión del secuestro de Aldo Moro, cuando un miembro de los servicios de seguridad le propuso al General Della Chiesa torturar a un detenido que parecía saber mucho, le respondió con palabras memorables: «Italia puede permitirse perder a Aldo Moro. No, en cambio, implantar la tortura».
No fue de esta manera en nuestro país: a los delitos de los terroristas, las Fuerzas Armadas respondieron con un terrorismo infinitamente peor que el combatido, porque desde el 24 de marzo de 1976 contaron con el poderío y la impunidad del Estado absoluto, secuestrando, torturando y asesinando a miles de seres humanos.
Nuestra Comisión no fue instituida para juzgar, pues para eso están los jueces constitucionales, sino para indagar la suerte de los desaparecidos en el curso de estos años aciagos de la vida nacional. Pero, después de haber recibido varios miles de declaraciones y testimonios, de haber verificado o determinado la existencia de cientos de lugares clandestinos de detención y de acumular más de cincuenta mil páginas documentales, tenemos la certidumbre de que la dictadura militar produjo la más grande tragedia de nuestra historia, y la más salvaje. Y, si bien debemos esperar de la justicia la palabra definitiva, no podemos callar ante lo que hemos oído, leído y registrado; todo lo cual va mucho más allá de lo que pueda considerarse como delictivo para alcanzar la tenebrosa categoría de los crímenes de lesa humanidad. Con la técnica de la desaparición y sus consecuencias, todos los principios éticos que las grandes religiones y las más elevadas filosofías erigieron a lo largo de milenios de sufrimientos y calamidades fueron pisoteados y bárbaramente desconocidos.
Son muchísimos los pronunciamientos sobre los sagrados derechos de la persona a través de la historia y, en nuestro tiempo, desde los que consagró la Revolución Francesa hasta los estipulados en las Cartas Universales de Derechos Humanos y en las grandes encíclicas de este siglo. Todas las naciones civilizadas, incluyendo la nuestra propia, estatuyeron en sus constituciones garantías que jamás pueden suspenderse, ni aun en los más catastróficos estados de emergencia: el derecho a la vida, el derecho a la integridad personal, el derecho a proceso; el derecho a no sufrir condiciones inhumanas de detención, negación de la justicia o ejecución sumaria.
De la enorme documentación recogida por nosotros se infiere que los derechos humanos fueron violados en forma orgánica y estatal por la represión de las Fuerzas Armadas. Y no violados de manera esporádica sino sistemática, de manera siempre la misma, con similares secuestros e idénticos tormentos en toda la extensión del territorio. ¿Cómo no atribuirlo a una metodología del terror planificada por los altos mandos? ¿Cómo podrían haber sido cometidos por perversos que actuaban por su sola cuenta bajo un régimen rigurosamente militar, con todos los poderes y medios de información que esto supone? ¿Cómo puede hablarse de «excesos individuales»? De nuestra información surge que esta tecnología del infierno fue llevada a cabo por sádicos pero regimentados ejecutores. Si nuestras inferencias no bastaran, ahí están las palabras de despedida pronunciadas en la Junta Interamericana de Defensa por el jefe de la delegación argentina, General Santiago Omar Riveros, el 24 de enero de 1980: «Hicimos la guerra con la doctrina en la mano, con las órdenes escritas de los Comandos Superiores». Así, cuando ante el clamor universal por los horrores perpetrados, miembros de la Junta Militar deploraban los «excesos de la represión, inevitables en una guerra sucia», revelaban una hipócrita tentativa de descargar sobre subalternos independientes los espantos planificados.
Los operativos de secuestro manifestaban la precisa organización, a veces en los lugares de trabajo de los señalados, otras en plena calle y a la luz del día, mediante procedimientos ostensibles de las fuerzas de seguridad que ordenaban «zona libre» a las comisarías correspondientes. Cuando la víctima era buscada de noche en su propia casa, comandos armados rodeaban la manzanas y entraban por la fuerza, aterrorizaban a padres y niños, a menudo amordazándolos y obligándolos a presenciar los hechos, se apoderaban de la persona buscada, la golpeaban brutalmente, la encapuchaban y finalmente la arrastraban a los autos o camiones, mientras el resto de comando casi siempre destruía o robaba lo que era transportable. De ahí se partía hacia el antro en cuya puerta podía haber inscriptas las mismas palabras que Dante leyó en los portales del infierno: «Abandonad toda esperanza, los que entráis».
De este modo, en nombre de la seguridad nacional, miles y miles de seres humanos, generalmente jóvenes y hasta adolescentes, pasaron a integrar una categoría tétrica y fantasmal: la de los Desaparecidos. Palabra - ¡triste privilegio argentino! - que hoy se escribe en castellano en toda la prensa del mundo.
Arrebatados por la fuerza, dejaron de tener presencia civil. ¿Quiénes exactamente los habían secuestrado? ¿Por qué? ¿Dónde estaban? No se tenía respuesta precisa a estos interrogantes: las autoridades no habían oído hablar de ellos, las cárceles no los tenían en sus celdas, la justicia los desconocía y los habeas corpus sólo tenían por contestación el silencio. En torno de ellos crecía un ominoso silencio. Nunca un secuestrador arrestado, jamás un lugar de detención clandestino individualizado, nunca la noticia de una sanción a los culpables de los delitos. Así transcurrían días, semanas, meses, años de incertidumbres y dolor de padres, madres e hijos, todos pendientes de rumores, debatiéndose entre desesperadas expectativas, de gestiones innumerables e inútiles, de ruegos a influyentes, a oficiales de alguna fuerza armada que alguien les recomendaba, a obispos y capellanes, a comisarios. La respuesta era siempre negativa.
En cuanto a la sociedad, iba arraigándose la idea de la desprotección, el oscuro temor de que cualquiera, por inocente que fuese, pudiese caer en aquella infinita caza de brujas, apoderándose de unos el miedo sobrecogedor y de otros una tendencia consciente o inconsciente a justificar el horror: «Por algo será», se murmuraba en voz baja, como queriendo así propiciar a los terribles e inescrutables dioses, mirando como apestados a los hijos o padres del desaparecido. Sentimientos sin embargo vacilantes, porque se sabía de tantos que habían sido tragados por aquel abismo sin fondo sin ser culpable de nada; porque la lucha contra los «subversivos», con la tendencia que tiene toda caza de brujas o de endemoniados, se había convertido en una represión demencialmente generalizada, porque el epíteto de subversivo tenía un alcance tan vasto como imprevisible. En el delirio semántico, encabezado por calificaciones como «marxismo-leninismo», «apátridas», «materialistas y ateos», «enemigos de los valores occidentales y cristianos», todo era posible: desde gente que propiciaba una revolución social hasta adolescentes sensibles que iban a villas-miseria para ayudar a sus moradores. Todos caían en la redada: dirigentes sindicales que luchaban por una simple mejora de salarios, muchachos que habían sido miembros de un centro estudiantil, periodistas que no eran adictos a la dictadura, psicólogos y sociólogos por pertenecer a profesiones sospechosas, jóvenes pacifistas, monjas y sacerdotes que habían llevado las enseñanzas de Cristo a barriadas miserables. Y amigos de cualquiera de ellos, y amigos de esos amigos, gente que había sido denunciada por venganza personal y por secuestrados bajo tortura. Todos, en su mayoría inocentes de terrorismo o siquiera de pertenecer a los cuadros combatientes de la guerrilla, porque éstos presentaban batalla y morían en el enfrentamiento o se suicidaban antes de entregarse, y pocos llegaban vivos a manos de los represores.
Desde el momento del secuestro, la víctima perdía todos los derechos; privada de toda comunicación con el mundo exterior, confinada en lugares desconocidos, sometida a suplicios infernales, ignorante de su destino mediato o inmediato, susceptible de ser arrojada al río o al mar, con bloques de cemento en sus pies, o reducida a cenizas; seres que sin embargo no eran cosas, sino que conservaban atributos de la criatura humana: la sensibilidad para el tormento, la memoria de su madre o de su hijo o de su mujer, la infinita vergüenza por la violación en público; seres no sólo poseídos por esa infinita angustia y ese supremo pavor, sino, y quizás por eso mismo, guardando en algún rincón de su alma alguna descabellada esperanza.
De estos desamparados, muchos de ellos apenas adolescentes, de estos abandonados por el mundo hemos podido constatar cerca de nueve mil. Pero tenemos todas las razones para suponer una cifra más alta, porque muchas familias vacilaron en denunciar los secuestros por temor a represalias. Y aun vacilan, por temor a un resurgimiento de estas fuerzas del mal.
Con tristeza, con dolor hemos cumplido la misión que nos encomendó en su momento el Presidente Constitucional de la República. Esa labor fue muy ardua, porque debimos recomponer un tenebrosos rompecabezas, después de muchos años de producidos los hechos, cuando se han borrado liberadamente todos los rastros, se ha quemado toda documentación y hasta se han demolido edificios. Hemos tenido que basarnos, pues, en las denuncias de los familiares, en las declaraciones de aquellos que pudieron salir del infierno y aun en los testimonios de represores que por oscuras motivaciones se acercaron a nosotros para decir lo que sabían.
En el curso de nuestras indagaciones fuimos insultados y amenazados por los que cometieron los crímenes, quienes lejos de arrepentirse, vuelven a repetir las consabidas razones de «la guerra sucia», de la salvación de la patria y de sus valores occidentales y cristianos, valores que precisamente fueron arrastrados por ellos entre los muros sangrientos de los antros de represión. Y nos acusan de no propiciar la reconciliación nacional, de activar los odios y resentimientos, de impedir el olvido. Pero no es así: no estamos movidos por el resentimiento ni por el espíritu de venganza; sólo pedimos la verdad y la justicia, tal como por otra parte las han pedido las iglesias de distintas confesiones, entendiendo que no podrá haber reconciliación sino después del arrepentimiento de los culpables y de una justicia que se fundamente en la verdad. Porque, si no, debería echarse por tierra la trascendente misión que el poder judicial tiene en toda comunidad civilizada. Verdad y justicia, por otra parte, que permitirán vivir con honor a los hombres de las fuerzas armadas que son inocentes y que, de no procederse así, correrían el riesgo de ser ensuciados por una incriminación global e injusta. Verdad y justicia que permitirán a esas fuerzas considerarse como auténticas herederas de aquellos ejércitos que, con tanta heroicidad como pobreza, llevaron la libertad a medio continente.
Se nos ha acusado, en fin, de denunciar sólo una parte de los hechos sangrientos que sufrió nuestra nación en los últimos tiempos, silenciando los que cometió el terrorismo que precedió a marzo de 1976, y hasta, de alguna manera, hacer de ellos una tortuosa exaltación. Por el contrario, nuestra Comisión ha repudiado siempre aquel terror, y lo repetimos una vez más en estas mismas páginas. Nuestra misión no era la de investigar sus crímenes sino estrictamente la suerte corrida por los desaparecidos, cualesquiera que fueran, proviniesen de uno o de otro lado de la violencia. Los familiares de las víctimas del terrorismo anterior no lo hicieron, seguramente, porque ese terror produjo muertes, no desaparecidos. Por lo demás el pueblo argentino ha podido escuchar y ver cantidad de programas televisivos, y leer infinidad de artículos en diarios y revistas, además de un libro entero publicado por el gobierno militar, que enumeraron, describieron y condenaron minuciosamente los hechos de aquel terrorismo.
Las grandes calamidades son siempre aleccionadoras, y sin duda el más terrible drama que en toda su historia sufrió la Nación durante el periodo que duró la dictadura militar iniciada en marzo de 1976 servirá para hacernos comprender que únicamente la democracia es capaz de preservar a un pueblo de semejante horror, que sólo ella puede mantener y salvar los sagrados y esenciales derechos de la criatura humana. Únicamente así podremos estar seguros de que NUNCA MÁS en nuestra patria se repetirán hechos que nos han hecho trágicamente famosos en el mundo civilizado.
ERNESTO SÁBATO.



PRÓLOGO A LA EDICIÓN DEL 30º ANIVERSARIO DEL GOLPE DE ESTADO
Nuestro país está viviendo un momento histórico en el ámbito de los derechos humanos, treinta años después del golpe de Estado que instauró la más sangrienta dictadura militar de nuestra historia. Esta circunstancia excepcional es el resultado de la confluencia entre la decisión política del gobierno nacional, que ha hecho de los derechos humanos el pilar fundamental de las políticas públicas, y las inclaudicables exigencias de verdad, justicia y memoria mantenidas por nuestro pueblo a lo largo de las últimas tres décadas.

A partir del restablecimiento de las instituciones constitucionales, el 10 de diciembre de 1983, hubo grandes hitos como el informe de la CONADEP, que hoy vuelve a reeditarse, y el juicio a los integrantes de las tres primeras juntas militares, entre otros procesos judiciales. Hubo también pronunciados retrocesos como las llamadas leyes de "Punto Final" y de "Obediencia Debida" y los indultos presidenciales a condenados y procesados por la justicia federal.

Las exigencias de verdad, justicia y memoria están hoy instaladas como demandas centrales de vastos sectores sociales. Como lo afirmaban las Madres de Plaza de Mayo ya bajo la dictadura militar, cuando planteaban los dilemas de la verdadera reconciliación nacional, "el silencio no será una respuesta ni el tiempo cerrará las heridas".

Por ello, recordar el pasado reciente con la reedición del NUNCA MÁS este año del 30 Aniversario del golpe de Estado de 1976 tiene un significado particular cuando, a instancias del Poder Ejecutivo, el Congreso ha anulado las leyes de impunidad y una Corte Suprema renovada las ha declarado inconstitucionales y ha confirmado el carácter imprescriptible de los crímenes de lesa humanidad.

Reafirmar el valor de la ética y de los derechos humanos en la profunda crisis heredada de la dictadura militar y de las políticas neoliberales no es una retórica declaración de principios en la Argentina posterior a los estallidos sociales de diciembre de 2001. Se trata de afianzar la ética de la responsabilidad en todos los órdenes de la actividad pública y la única manera de otorgar a las políticas públicas un contenido de justicia real y concreto.

Hace dos años, el 24 de marzo de 2004, se firmó en el predio de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) el Acuerdo para establecer el Espacio de la Memoria entre el Gobierno Nacional y el de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que puso fin de manera simbólica a cualquier intento de justificación de los crímenes de lesa humanidad cometidos por el terrorismo de Estado.

Es preciso dejar claramente establecido -porque lo requiere la construcción del futuro sobre bases firmes- que es inaceptable pretender justificar el terrorismo de Estado como una suerte de juego de violencias contrapuestas como si fuera posible buscar una simetría justificatoria en la acción de particulares, frente al apartamiento de los fines propios de la Nación y del Estado que son irrenunciables.

Por otra parte, el terrorismo de Estado fue desencadenado de manera masiva y sistemática por la Junta Militar a partir del 24 de marzo de 1976, cuando no existían desafíos estratégicos de seguridad para el statu quo, porque la guerrilla ya había sido derrotada militarmente. La dictadura se propuso imponer un sistema económico de tipo neoliberal y arrasar con las conquistas sociales de muchas décadas, que la resistencia popular impedía fueran conculcadas. La pedagogía del terror convirtió a los militares golpistas en señores de la vida y la muerte de todos los habitantes del país. En la aplicación de estas políticas, con la finalidad de evitar el resurgimiento de los movimientos políticos y sociales la dictadura hizo desaparecer a 30.000 personas, conforme a la doctrina de la seguridad nacional, al servicio del privilegio y de intereses extranacionales. Disciplinar a la sociedad ahogando en sangre toda disidencia o contestación fue su propósito manifiesto. Obreros, dirigentes de comisiones internas de fábricas, sindicalistas, periodistas, abogados, psicólogos, profesores universitarios, docentes, estudiantes, niños, jóvenes, hombres y mujeres de todas las edades y estamentos sociales fueron su blanco. Los testimonios y la documentación recogidos en el NUNCA MÁS son un testimonio hoy más vigente que nunca de esa tragedia.

Es responsabilidad de las instituciones constitucionales de la República el recuerdo permanente de esta cruel etapa de la historia argentina como ejercicio colectivo de la memoria, con el fin de enseñar a las actuales y futuras generaciones las consecuencias irreparables que trae aparejada la sustitución del Estado de Derecho por la aplicación de la violencia ilegal por quienes ejercen el poder del Estado, para evitar que el olvido sea caldo de cultivo de su futura repetición.

La enseñanza de la historia no encuentra sustento en el odio o en la división en bandos enfrentados del pueblo argentino, sino que, por el contrario, busca unir a la sociedad tras las banderas de la justicia, la verdad y la memoria en defensa de los derechos humanos, la democracia y el orden republicano.

Actualmente tenemos por delante la inmensa tarea de revertir una situación de impunidad y de injusticia social, lo que supone vencer la hostilidad de poderosos sectores que con su complicidad de ayer y de hoy con el terrorismo de Estado y las políticas neoliberales la hicieron posible. Por ello, al mismo tiempo nos interpelan los grandes desafíos de continuar haciendo de la Argentina, frente a esas fuertes resistencias, no sólo un país más democrático y menos autoritario, sino también más igualitario y más equitativo.

El NUNCA MÁS del Estado y de la sociedad argentina debe dirigirse tanto a los crímenes
del terrorismo de Estado -la desaparición forzada, la apropiación de niños, los asesinatos y la tortura- como a las injusticias sociales que son una afrenta a la dignidad humana.

El NUNCA MÁS es un vasto programa a realizar por el Estado nacional, por las provincias y municipios y por la sociedad argentina en su conjunto, si queremos construir una Nación realmente integrada y un país más justo y más humano para todos.

29 de abril de 2011

¿Más vale cien volando?



http://osoconalas.blogspot.com/

Más aparecidos

A continuación transcribo un cuento corto o microcuento de mi padre Bicho Secco... y luego un poema de Julián Axat al que hace referencia el cuentito.
En la edición del 29 de marzo de 2011 Página/12 - http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/4-21213-2011-03-29.html - publicó varias microficciones en conmemoración del golpe de Estado de 1976, convocadas por el sitio web www.cuentosymas.com.ar que dirige el periodista Juan José Panno, entre las que se encuentra otro cuentito del Bicho.



Desaparecidos, aparecidos, de Rodolfo Secco

Parece ser, que es una verdadera expresión de deseos aparecer en “ese” momento, tan oportuno en que se va lo que uno tanto quiere, sin saber si para irnos juntos o para salvar a quien se está por ir, deteniendo simplemente los relojes y de esa forma salvarnos todos. Lo cierto es que de una u otra forma siempre lo que desaparece aparece, y es bienvenido claro, es la manera más adecuada de reconstruir la historia, sin perder jamás aquella esperanza insobornable de Walsh y haber embalsamado a tiempo caricias de poco tiempo para utilizar de por vida.



Poema XXX, de Julián Axat

Te espero:
Padre
los ruidos causados por la derrota
no alcanzan a quebrarnos
aunque sea por un instante
esa increíble luz de tus ojos
esperanza o fulgor de a cada instante ser grito

Sueño:
estamos en algún lugar
vos papá y yo
me contás que ayer te cantaron
me decís que seguro te están por venir a buscar
te ruego la huida
vamos lejos
bien lejos te digo
pero me contestás que...
la sangre de los compañeros no se negocia
y no hay caso

Padre
no te convenzo
y la escena que se repite muchas noches
a veces llegamos a discusiones acaloradas
y parece que no hay caso

Padre
no puedo salvarte ni en los sueños